La materia prima de las empresas editoriales son los textos innovadores. Cualquier manuscrito que plasme alguna idea propositiva y se la agregue una narración digna de recordar y seguir puntualmente, es digno de llamar la atención de cualquier editor.
Este personaje es indispensable en los preparativos de la publicación. El editor es el cazador de talentos, es el filtro que arranca lo extraordinario de los clichés y paradigmas de la Literatura.
Una casa editorial, por muy pequeña que sea, tiene que procurar nutrirse de las tendencias mercantiles. La selección y la primera lectura de todos los textos que reciben es una depuración con base a los intereses económicos-corporativos. Esta pesquisa arroja a las plumas más prometedora$.
Después de que sobrevive la idea más fuerte, el editor pasa la estafeta al Dream Team editorial: los consultores y el departamento de ventas. Éstos aterrizarán la idea artística de la redituabilidad capital.
El editor tiene que buscar también otras fuentes de ingreso según su talento en el medio y en las oportunidades que su conocimiento y actualidad cultural le brinden. Todos los editores son promotores culturales y generan ganancias que permiten a los involucrados vivir de ello.
2 comentarios:
Yeah
Holass... sólo pasaba a hacer solidaridad bloggera.
¡Saludos!
Bre.
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