Considerado por muchos como el último romántico y por otros como el primer modernista, Manuel Gutiérrez Nájera llegó a ser indiferente para la opinión pública del siglo XIX.
Esta es la opinión de Belem Clark de Lara, investigadora de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, en el marco de la XXX Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería.
La experta concuerda con el comentario de José Emilio Pacheco al decir que Nájera es el mejor escritor del siglo XIX. Él era un hombre ecléctico, es decir, iba entre la literatura y el periodismo para subsistir; y de esta mezcla, surge la realidad que profesa en su obra e incomodaba a sus lectores decimonónicos.
Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) vivió 35 años, de los cuales 20 los dedicó al periodismo. Cultivó más de 23 seudónimos y tenía de 4 a 6 colaboraciones diarias; en total, se calcula su producción a 2026 textos.
Entre el catolicismo impuesto por su madre y el liberalismo copiado de su padre, hasta el último día de su vida, el literato se formó en el positivismo, doctrina que abrió a México a la modernidad.
Por donde se sube al cielo es la cumbre de su etapa narrativa. Esta es considerada como la primera novela moderna debido a la mezcla de armonía e integración que demuestran sus personajes. Además, la prostituta que utiliza como protagonista se distingue por la redención final. “Redimirse socialmente era la seña particular de Gutiérrez Nájera”, según las palabras de la conferencista.
El literato estaba entre el practicar las letras y la necesidad de sobrevivir. A pesar de considerar al periodismo como la “prostituta de la Literatura”, Manuel Gutiérrez Nájera se distinguió por el contenido de sus crónicas en donde, gracias a su continuo vagabundeo por la Ciudad, logró captar la realidad para que el vulgo comprendiera sus creaciones.
MTR
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