sábado, 7 de noviembre de 2009

Autodidacto con rigor

El nombre de Guillermo Tenorio es respetado u odiado por los concurrentes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. El profesor Tenorio lleva ya muchas generaciones transmitiendo el rigor que la ciencia de la comunicación requiere.

Sin embargo, existe un vacío que los alumnos y compañeros académicos perciben. Ese vacío es una delgada línea que ninguno se ha atrevido a profanar; esa constante vacante es su vida: ningún pupilo se había dado a la tarea de investigar sobre ésta.


Actualmente el profesor tramitó su jubilación. La diabetes ha vencido su gallardo temple. Había veces en que el profesor llegaba a clases quejándose de no sentir las manos; sin embargo, se presentaba con la mejor disposición de pulir el conocimiento de los alumnos. “He conocido dos personas que practican la mayéutica, una fue Sócrates y la otra soy yo”.

El día en que se dio la charla estaba nublado. Su impecable figura contrastaba con el lugar asignado para la entrevista, el patio trasero de terracería de la facultad. Su característico olor a lavanda reveló su presencia.

Tenorio: Bueno, ¿de qué se trata esto?

Ronzón: Pues es una entrevista emérita, de semblanza hacía un personaje…

T: Se llama etopeya, que es el retrato del alma. (Jamás se deja de aprender con él). No tengo nada de extraordinario para ver en mi alma (risas).

R: Profesor, quiero saber acerca de la vida que tuvo en su pueblito del que habla en clases…

T: ¿Cuál pueblito? He estado en tantos pueblos que ya no recuerdo. No, el pueblo al que me refiero en clases se ha vuelto un pueblo mitológico como Macondo, que en México existen muchos lugares así. Yo soy de Tabasco, aunque provengo de familias de Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Puebla. Las tierras de Tabasco se distinguen por sus cambios climáticos, donde no existe la sequedad sino la resequedad; y cuando llueve, llueve por meses. Ahora mis recuerdos se mezclan.

R: ¿Cómo es que decide venir al Distrito Federal?

T: Cuando toda mi generación decidía trabajar en presas u otras obras, yo decidí escaparme de mi casa. Mi padre fungió como presidente municipal y diputado de esa zona serrana donde vivía ya que era el cacique. Empecé trabajando en los campamentos petrolíferos de la zona.

R: ¿Cómo fue vivir en aquellos campamentos?

T: En esos días me tocó convivir con la pobreza extrema. Estábamos exiliados de la civilización. En los radios pocas veces se oía alguna señal. Leía sin disciplina; y a veces, podía leer los periódicos atrasados por más de 15 días. Eso me ayudó a superar el olvido y a convertirme en lo que soy.

R: ¿Cuál es el libro que más le ha gustado?

T: Pues depende en qué condiciones me lo preguntes porque, si me lo preguntas ahora, te respondería que Max Weber o los padres de la comunicación; mmm, no sé, Vasconcelos y Ulises Criollo. De política, el primero de Weber, El político y el científico. Además, yo ya venía curtido de autores.

R: Profesor, ¿qué pensaba usted acerca del estudio profesional?

T: No, estudiar para mí ya estaba acabado; tenía 14 o 15 años y estudiar ya era un capítulo cerrado para mí. Sin embargo, cada vez que podía ir a la ciudad me compraba libros, tú sabes, de esos libros de central camionera. Leía sin orden, así leí la Ilíada y la Odisea.

El profesor Tenorio se hizo a sí mismo. Su condición de autodidacta lo hizo acercarse a la academia. Hacerse de un rigor no le fue nada difícil. Al regresar de los campamentos y encontrarse con sus hermanos, el profesor Tenorio se fijó en que todos ellos eran universitarios excepto él, “fue un frentazo y, por lo menos, yo estudié en la Universidad de la Vida”. Un hermano le dijo que intentara estudiar la secundaria, después de todo, sus 20 años de edad no eran un impedimento.


“Así fue como entré a la Secundaria Nocturna No. 1 para Obreros, por el ejemplo de mis hermanos: todos estudiaban y trabajaban ya que la necesidad era el motor para que abandonáramos el hogar. Al principio no me querían aceptar porque las fechas de inscripción ya habían pasado; pero por relaciones familiares, (mi padre conoció a Lázaro Cárdenas), me entrevisté con el Secretario de Educación Pública, Agustín Yáñez Delgadillo, para que me aceptara cuanto antes y empezara a estudiar la educación media superior. Lo demás es historia.

R: Profesor, ¿se arrepiente de algo en su vida?

T: Mmm, sí, me arrepiento de no haber estudiado derecho ya que esa carrera encajaba en mi perfil. Yo llegué al periodismo por exclusión, ya que yo ya había trabajado en medios impresos y fotografía.

R: Si usted volviera a hacer lo mismo que ha hecho en toda su vida, ¿lo volvería a hacer?

T: ¡Sí lo haría, pero bien!

1 comentario:

Kin dijo...

Ese Tenorio se ve una gran persona